Querido 2019:

Después de mil lecciones aprendidas, de lagrimas, de risas, de desengaños y de vivencias, tengo que despedirme de ti.
Contigo he llorado, me he desesperado, he querido tirar la toalla mil veces, pero sobre todo, he aprendido. Y vaya si he aprendido, este año ha sido el de los aprendizajes. He aprendido a distinguir las amistades interesantes de las interesadas. He aprendido a tener paciencia, a no morir en el intento de plantarle cara a mi ansiedad cuando todo se escapa de mi control. He aprendido a abrirme más al mundo, pero siempre con el airbag preparado, por si acaso vuelven a empujarme al vacio. He aprendido a exprimir cada momento al maximo, ya sea sola o acompañada, pero si tiene que ser acompañada mejor con personas que aporten, que si no van a estar ahi cuando el mundo se te caiga a los pies, mejor que se aparten de tu camino. He aprendido a sumarme yo sola, que aunque a veces cueste creerlo, lo valgo mil veces más que muchas de las personas que tenemos en un pedestal sin merecerlo, y a restar a los problemas que sobraban en la división. He aprendido que la sociedad es toxica, que te va quitando poco a poco las ganas de vivir sin que te des cuenta, y que muchas veces es mejor coger la salida de emergencia antes de que sea demasiado tarde, por mucho que duela al principio, a la larga se trata de quererte un poco más a ti misma, que bastantes veces nos hace tropezar ya la vida para andar poniendote la zancadilla tu misma.
No tengo muy claro si has sido el mejor o el peor año de mi vida, como suelen decir, pero lo que si tengo claro es que habido luz y oscuridad, que cuando me has tenido que doler lo has hecho con mucha intensidad, me has quitado el aliento y me has exprimido hasta el extremo, pero una vez que me has devuelto la luz, ha sido de manera cegadora y brillante. Me has quitado la venda de los ojos de un tirón y sin pensar, pero se que ha sido por mi bien, y por eso no te lo tengo en cuenta. Me has demostrado que las personas prefieren mirarse a sí mismas en un espejo de vanidad y egoismo, que mirar por los demás, y que lo mejor que puedo hacer es aprender a curarme las cicatrices sola y no depender de que nadie vaya a darme la mano cuando me caiga.
Empecé el año con algunas de las metas que ya traía del año anterior, pero menos mal que de este año no han pasado. Y me enorgullezco de poder decir que este año no voy a cargar con ninguna meta por cumplir para el que viene, que estoy lista para empezar de cero, para seguir aprendiendo y dandome de alguna ostia contra la pared, de esas que a veces son tan necesarias. Lo unico que me llevo es una cuenta atrás que espero con ansias, que me va llevar de nuevo a mi infancia y que no olvidaré facilmente, ni en el año que viene ni en mil más. Gracias por todo lo que me has dado y me has quitado, porque a veces es más importante deshacerte de lo que sobra en tu vida para hacer borrón y cuenta nueva. Espero impaciente el nuevo año, con todo lo que me va a aportar, ya sea bueno o malo. Sea lo que sea, aquí estaré para recibirlo con los brazos abiertos.

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