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Mostrando entradas de noviembre, 2018

Casualidades bonitas.

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Tic tac, tic tac, tic tac. Los minutos se me hacían eternos en aquella estación, mientras esperaba a que mi amiga Diana llegara de su pueblo. Había recorrido un montón de km para verme, y es que yo vivía en Valencia y ella en un pueblecito de Barcelona, y nos veíamos poquísimas veces, por eso estaba nerviosísima por volver a pasar una tarde juntas después de tantos meses. Su tren al parecer tenía un retraso, y yo estaba muriéndome del aburrimiento, cuando de pronto pasó por delante de mí un chico que me sonaba quizás demasiado. Le seguí con la mirada. No daba crédito a mis ojos. Era Bradley, el cantante del famoso grupo londinense The Vamps!   Había escuchado que tenían un concierto por aquellas fechas en mi ciudad, y cuál fue mi rabia cuando me metí súper emocionada a mi ordenador pensando en que podría conocerles en persona cuando me enteré de que ya no quedaban entradas porque se agotaron todas en unas horas. Mi teléfono no dejaba de vibrar, quizá eran mensajes de Diana pero d

La estudiante infiltrada.

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+El artículo tiene que estar en mi mesa la semana que viene, y no hay peros que valgan. Si no lo tengo el próximo Lunes, consideraré un castigo para ti. Tras escuchar las estrictas ordenes de mi jefa, asentí y corrí a encerrarme en el baño. Tanto le costaba ponerse en mi lugar? Podría haberme mandado cualquier otra faena y la habría aceptado gustosamente pero me había ido a tocar la peor de todas. Y no, no era por la temática del artículo en sí, era por los sentimientos que me removía internamente y que me taladraban. Llevaba 10 años trabajando como reportera en el periódico local ‘Azul y Oro’ y había realizado artículos de todo tipo, (de moda, de noticias, de reviews de películas y incluso entrevistas a alguna que otra celebritie)   la mayoría bastante bien valorados por mis compañeras y por mi jefa. Esta vez me habían encomendado la tarea de hacerme pasar por una adolescente para convivir una semana como una alumna encubierta del instituto de mi ciudad, y así escribir un estu

La boda maldita

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Por fin había llegado el momento. Por fin estábamos en la iglesia, todos nuestros amigos y familiares, nerviosos a más no poder y luciendo sus mejores galas, el cura observándonos con expresión serena, y nosotros que parecía que estuviéramos al borde de un ataque de nervios. Yo miraba a Sergio llegar hacia el altar mientras cogía del brazo a su padre, que caminaba visiblemente emocionado   a su lado, la música que tocaba el coro de la orquesta sonaba de fondo y mis ojos soltaban lágrimas como si de un grifo a medio cerrar se tratase. Todo el mundo estaba centrando su atención en mí, y yo no sabía dónde meterme porque me estaba sintiendo avergonzada de repente.   Es un chico maravilloso, no podía haber escogido mejor persona para pasar el resto de mis días. Nos conocimos hace 10 años, inesperadamente, mientras esperábamos el metro que como siempre llegaba con retraso y empezamos a quejarnos de lo mal que funcionaba el metro, bla bla bla, y aquí nos hallamos ahora. Quien iba a decirnos

El intruso misterioso

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Aquella noche mi hermana pequeña llegó con un completo desconocido a casa, lo llevó a su habitación, lo dejó allí y acto seguido arrancó una hoja de papel de su libreta y escribió algo. Ante las miradas atónitas de mis padres y mía, abrió la puerta de casa, colgó la hoja de papel con un trozo de desafil, cerró la purta y se volvió a su habitación tan pancha. Cuando hubo desaparecido de nuestras vistas, mi madre volvió a abrir la puerta de casa para comprobar que locura se le había ocurrido de nuevo a la pequeña diablesa. Pudo leer claramente con letra infantil: NO LLAMEIS AL TIMBRE NI TOQUEIS A LA PUERTA. ATENTAMENTE, GABRIELLA. Se quedó atónita.   Mira que mi hermana Gabriella había hecho cosas raras y en mi familia ya estábamos hasta acostumbrados a sus salidas de tiesto (aun recuerdo cuando interrumpió la obra teatral del colegio para marcarse un solo de Christina Aguilera y ni se le ocurrió pensar que aquello no estaba bien)   pero aquello era lo más inesperado que podía ha