Casualidades bonitas.
Tic tac, tic tac, tic tac. Los minutos se me hacían eternos en aquella estación, mientras esperaba a que mi amiga Diana llegara de su pueblo. Había recorrido un montón de km para verme, y es que yo vivía en Valencia y ella en un pueblecito de Barcelona, y nos veíamos poquísimas veces, por eso estaba nerviosísima por volver a pasar una tarde juntas después de tantos meses. Su tren al parecer tenía un retraso, y yo estaba muriéndome del aburrimiento, cuando de pronto pasó por delante de mí un chico que me sonaba quizás demasiado. Le seguí con la mirada. No daba crédito a mis ojos. Era Bradley, el cantante del famoso grupo londinense The Vamps! Había escuchado que tenían un concierto por aquellas fechas en mi ciudad, y cuál fue mi rabia cuando me metí súper emocionada a mi ordenador pensando en que podría conocerles en persona cuando me enteré de que ya no quedaban entradas porque se agotaron todas en unas horas. Mi teléfono no dejaba de vibrar, quizá eran mensajes de Diana pero d