Silencio.

 Y ahora que ya te has ido, el silencio es ensordecedor. Todo lo que antes llenabas de tu presencia que me hacía tan feliz ahora es solo vacío. Lo peor de todo es que no puedo evitar sentirme más que culpable, a pesar de que ninguno de los dos fuéramos perfectos. Yo no entendía tus idas y venidas y tú no entendías mi manera de expresar mis sentimientos. Quizá estaba mentalizada de que tarde o temprano te irías, como todos acaban haciendo, pero nunca se puede estar preparada para perder a quién ha significado tanto en tan poco tiempo, ni siquiera avisándote. Quise arreglar las cosas, que todo volviera a ser como antes, pero no sabía cómo y cuándo lo supe, ya era tarde. Te habías alejado, espero que temporalmente porque mi mayor miedo es que te acostumbres a estar sin mí y ya no vuelvas.

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