Corazón sin alas.

Duré muchos años intentando hacer feliz a todo el mundo, al final olvidándome de mí, de mi esencia, de lo que soy y de lo que quiero ser, dejando en una brecha oscura mis motivaciones, anhelos, pensamientos y todo aquello que hace de una persona un ser único e irrepetible.
Sufrí, lloré y muchas veces llegué a preguntarme el por qué no podía hacer feliz a todo el mundo, hasta que un día cansada de reprimirme a causa de lo que los demás querían que fuera, decidí levantarme y abrir mis ojos, dejar de mirar hacia lo que me rodea y mirar hacia mis adentros, comenzar a indagar y desempolvar aquellas cosas que en esa brecha oscura duraron olvidadas tantos años, y emprender una búsqueda por algo mas importante que la felicidad de los que me rodean, empecé a emprender una búsqueda por mi felicidad.
En esa búsqueda que ha comenzado relativamente hace poco, he comprendido que el miedo es lo que hace de una persona “una persona del común” y también comprendí que para dejar mi mayor temor, tenía que convertirme en él, tenia que dejar de tenerle miedo al miedo, y comencé a ser mi propio temor, comencé a ser lo desconocido, dejar de ser el reflejo de otra luz, y convertirme en luz propia, dejar de ser en lo que me había convertido por miedo, y comenzar a ser lo que el miedo había intentado sucumbir en mí.
Pero como todas las cosas buenas, comenzar un cambio también implica consecuencias y contradicciones, por que nada es color de rosa y toda regla tiene su excepción, de la misma manera en la que mi felicidad estaba a costa de la felicidad de los demás al comienzo, invertir las cosas significó un desagrado a aquellas personas que me rodean, pero no a todas les afecto de manera negativa… Pues aquellas que se tomaron el tiempo de mirar mas allá de apariencias, y vieron lo que había mas allá de un cuerpo, me apoyaron y me brindaron el cariño y el valor suficiente para seguir adelante conmigo, y solo aquellas personas tienen el derecho de juzgar lo que soy y en lo que me he convertido
Y los demás que se dediquen a hablar, a decir lo que quieran de mi
Que estoy loca? Quizás… 
Solo alguien con una mente descabellada se atreve a expresar lo que siente y lo que piensa sin importarle el que dirán.
Que soy rara? Puede ser, no muchos hacen lo que quieren por placer, independientemente de que todos o nadie más lo haga.
Que soy puta? También, no cualquiera aprende a querer libremente a una persona, y a desprenderse de manera rápida cuando ya no hay más amor.
Que no soy una dama? Dama es cualquier mujer y ni ser vulgar y decir las cosas por su nombre ni poner mi comodidad a costa de lo que esta bien para los demás, me va a quitar lo que tengo entre las piernas y me convierte en mujer
Así que pueden decirme lo que quieran, podré ser una rara, una loca, y una puta, pero esta rara, loca y puta es feliz, y es lo único que le debe de importar.”


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