Seguimos enamorándonos
como si nunca
nos hubiesen roto
el corazón.

Seguimos amando
como si nunca
hubiese dolido amar.

Seguimos confiando
como si nunca
nos hubiesen traicionado.

Seguimos sonriendo
como si nunca
hubiésemos llorado
hasta quedarnos dormidos.

Seguimos recordando
porque es una forma
de vivir
y
no morir jamás.

Seguimos soñando
por eso de que,
a veces,
es la única manera
de tener a alguien
que nos provoca insomnio.

Seguimos creyendo
en promesas,
a pesar de que
siempre las han roto.

Nunca supimos diferenciar
entre las personas que prometen
y las que cumplen lo que no están prometiendo.

Seguimos teniéndole
miedo a las despedidas
y a las alturas,
termina siendo lo mismo:
caemos al mismo abismo.

Lo que amamos
versus
lo que es correcto,
el gran dilema de una vida.

Pero,
al final
terminamos siguiendo al corazón
y no a la razón.

Y seguimos riendo
como si la vida
no nos hubiese quitado
las ganas de hacerlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Fantasia irreal.

“Me esfuerzo por olvidarte y sin querer te recuerdo”

Inmune.